EL OTRO MUNDIAL | Los jugadores sobrevalorados
El 'one hit wonder' mundialista
Álvaro Llorca |
Hay una serie de grupos musicales cuyo legado consiste en una única canción afortunada, bandas que aún perduran merced a un 'temazo' solitario. Desconozco si existe un término castellano para ello, pero en inglés se les llama 'One hit wonder' (¿maravillas de un solo éxito, quizás?). Entre los más destacados, la mayoría de marcado carácter ochentero, se encuentran A-ha (y su 'Take on me') o Frankie Goes to Hollywood (y su 'Relax').
Este término ya se ha aplicado al fútbol en alguna ocasión. La más célebre hace referencia a Jimmy Glass, un guardameta inglés que abandonó el fútbol a los 27 años tras deambular por infinidad de equipos de segunda fila, y en cuya biografía figura el dudoso mérito de haberse convertido en el primer portero que anotó un gol en propia meta en el histórico escenario de Wembley. Pero debajo de esa trayectoria gris, de ese arrastrar las manoplas de portero como alma en pena, se esconde un instante maravilloso que dio sentido a toda su carrera.
Era el último partido de la temporada 1998/99 y el Carlisle United, el equipo en el que jugaba cedido Jimmy Glass, tenía que ganar al Plymouth si quería conservar la categoría tras 71 años en la Footbal League. Se decía que la pérdida de categoría podría suponer la desaparición del club. El partido se adentraba en su recta final con empate a uno en el marcador, por lo que en el último suspiro, Glass decidió abandonar su marco y lanzarse al remate con la gran fortuna de anotar el gol decisivo. Fue el gran momento de su carrera, y su historia se recoge en el libro 'One hit wonder: la historia de Jimmy Glass'.
Ahora, el 'One hit wonder mundialista' hace referencia a un género de jugadores que alcanzan la plenitud de su carrera justo durante la celebración de un gran torneo, de manera que desatan un proceso parecido al siguiente:
- Los periodistas deportivos, ávidos de nuevos talentos, 'descubren' (o 'descubrimos') a una gran promesa que juega como interior zurdo en la selección de Eslovenia. No importa si esa 'promesa' tiene 34 años y ha jugado en siete países europeos diferentes.
- Los grandes equipos entran en una dura pugna por hacerse con los servicios del jugador en cuestión, y están dispuestos a escribir todos los ceros que haga falta sobre un cheque. No importa si ese jugador apenas costaba un puñado de euros antes del inicio del torneo. Lo importante es posar sonrientes el día de la presentación porque han arrebatado la gran perla mundialista a sus enemigos. Todo un golpe de efecto.
- Comienza la temporada de clubes y las facultades del jugador se han evaporado, de modo que no hay más remedio que ceder al futbolista a su club de origen.
Ahora que la teoría ha sido expuesta, vayamos a la práctica, con jugadores que más o menos encajan en este perfil, iniciando nuestro repaso en el Mundial de 2002. Fruto del buen desempeño de los turcos, entrenados por Senol Günes, dos de sus jugadores se colaron en el once ideal de aquel Mundial. Uno de ellos fue Rustu Recber, guardameta que amedrentaba a sus rivales con pinturas de guerra sobre su rostro. El Barcelona consiguió su fichaje adelantándose a otros clubes europeos que suspiraban por su incorporación. Al final sólo jugó siete partidos con los barcelonistas ya que Frank Rijkaard prefirió a Valdés y a Jorquera. Luego, Rustu continuó su carrera en su país de origen.
La siguiente gran competición es la Eurocopa de 2004, que se saldó con el triunfo de Grecia y en la que destacó un joven delantero checo, atrevido y pueril, que se llamaba Milan Baros. Este jugador del Liverpool anotó cinco goles que le valieron el título de máximo goleador, por delante de los mismísimos Rooney y Van Nistelrooy. En las temporadas siguientes su registros goleadores cayeron en picado, y tuvo que buscar suerte en el Aston Villa, en el Olympique de Lyón y en el Porstmouth. Hace un par de temporadas Baros recaló en el Galatasaray y ahí parece que ha recuperado algo de su olfato goleador, aunque sin dar respuesta a las expectativas que en él se depositaron.
Por último, este repaso nos lleva hasta la Eurocopa de 2008 y, concretamente, hasta un jugador croata: Luca Modric. ¿Alguien se acuerda de este jugador que fue comparado hasta la saciedad con Johan Cruyff? Justo antes de la Eurocopa, el rubio mediapunta llegaba de completar una temporada completísima para el Dinamo de Zagreb, donde jugó 25 partidos, anotó 13 goles y concedió 11 asistencias. Tras la Eurocopa el Tottenham se llevó al jugador a golpe de talonario, por 21 millones de euros. Desde entonces, en la Premier ha disputado 59 partidos y ha conseguido seis goles.
En este Mundial, es fácil suponer que ocurrirá algo similar, y que los periodistas nos hayamos dejado seducir por algún 'One hit wonder mundialista'. ¿Quién crees que es el jugador más sobrevalorado en lo que va de campeonato? ¿Özil, Khedira, Luis Suárez, Coentrao, Müller, Honda, Meireles...? ¿Y alguno histórico que haya quedado en el tintero?
El 'one hit wonder' mundialista
Álvaro Llorca |
Hay una serie de grupos musicales cuyo legado consiste en una única canción afortunada, bandas que aún perduran merced a un 'temazo' solitario. Desconozco si existe un término castellano para ello, pero en inglés se les llama 'One hit wonder' (¿maravillas de un solo éxito, quizás?). Entre los más destacados, la mayoría de marcado carácter ochentero, se encuentran A-ha (y su 'Take on me') o Frankie Goes to Hollywood (y su 'Relax').
Este término ya se ha aplicado al fútbol en alguna ocasión. La más célebre hace referencia a Jimmy Glass, un guardameta inglés que abandonó el fútbol a los 27 años tras deambular por infinidad de equipos de segunda fila, y en cuya biografía figura el dudoso mérito de haberse convertido en el primer portero que anotó un gol en propia meta en el histórico escenario de Wembley. Pero debajo de esa trayectoria gris, de ese arrastrar las manoplas de portero como alma en pena, se esconde un instante maravilloso que dio sentido a toda su carrera.
Era el último partido de la temporada 1998/99 y el Carlisle United, el equipo en el que jugaba cedido Jimmy Glass, tenía que ganar al Plymouth si quería conservar la categoría tras 71 años en la Footbal League. Se decía que la pérdida de categoría podría suponer la desaparición del club. El partido se adentraba en su recta final con empate a uno en el marcador, por lo que en el último suspiro, Glass decidió abandonar su marco y lanzarse al remate con la gran fortuna de anotar el gol decisivo. Fue el gran momento de su carrera, y su historia se recoge en el libro 'One hit wonder: la historia de Jimmy Glass'.
Ahora, el 'One hit wonder mundialista' hace referencia a un género de jugadores que alcanzan la plenitud de su carrera justo durante la celebración de un gran torneo, de manera que desatan un proceso parecido al siguiente:
- Los periodistas deportivos, ávidos de nuevos talentos, 'descubren' (o 'descubrimos') a una gran promesa que juega como interior zurdo en la selección de Eslovenia. No importa si esa 'promesa' tiene 34 años y ha jugado en siete países europeos diferentes.
- Los grandes equipos entran en una dura pugna por hacerse con los servicios del jugador en cuestión, y están dispuestos a escribir todos los ceros que haga falta sobre un cheque. No importa si ese jugador apenas costaba un puñado de euros antes del inicio del torneo. Lo importante es posar sonrientes el día de la presentación porque han arrebatado la gran perla mundialista a sus enemigos. Todo un golpe de efecto.
- Comienza la temporada de clubes y las facultades del jugador se han evaporado, de modo que no hay más remedio que ceder al futbolista a su club de origen.
Ahora que la teoría ha sido expuesta, vayamos a la práctica, con jugadores que más o menos encajan en este perfil, iniciando nuestro repaso en el Mundial de 2002. Fruto del buen desempeño de los turcos, entrenados por Senol Günes, dos de sus jugadores se colaron en el once ideal de aquel Mundial. Uno de ellos fue Rustu Recber, guardameta que amedrentaba a sus rivales con pinturas de guerra sobre su rostro. El Barcelona consiguió su fichaje adelantándose a otros clubes europeos que suspiraban por su incorporación. Al final sólo jugó siete partidos con los barcelonistas ya que Frank Rijkaard prefirió a Valdés y a Jorquera. Luego, Rustu continuó su carrera en su país de origen.
La siguiente gran competición es la Eurocopa de 2004, que se saldó con el triunfo de Grecia y en la que destacó un joven delantero checo, atrevido y pueril, que se llamaba Milan Baros. Este jugador del Liverpool anotó cinco goles que le valieron el título de máximo goleador, por delante de los mismísimos Rooney y Van Nistelrooy. En las temporadas siguientes su registros goleadores cayeron en picado, y tuvo que buscar suerte en el Aston Villa, en el Olympique de Lyón y en el Porstmouth. Hace un par de temporadas Baros recaló en el Galatasaray y ahí parece que ha recuperado algo de su olfato goleador, aunque sin dar respuesta a las expectativas que en él se depositaron.
Por último, este repaso nos lleva hasta la Eurocopa de 2008 y, concretamente, hasta un jugador croata: Luca Modric. ¿Alguien se acuerda de este jugador que fue comparado hasta la saciedad con Johan Cruyff? Justo antes de la Eurocopa, el rubio mediapunta llegaba de completar una temporada completísima para el Dinamo de Zagreb, donde jugó 25 partidos, anotó 13 goles y concedió 11 asistencias. Tras la Eurocopa el Tottenham se llevó al jugador a golpe de talonario, por 21 millones de euros. Desde entonces, en la Premier ha disputado 59 partidos y ha conseguido seis goles.
En este Mundial, es fácil suponer que ocurrirá algo similar, y que los periodistas nos hayamos dejado seducir por algún 'One hit wonder mundialista'. ¿Quién crees que es el jugador más sobrevalorado en lo que va de campeonato? ¿Özil, Khedira, Luis Suárez, Coentrao, Müller, Honda, Meireles...? ¿Y alguno histórico que haya quedado en el tintero?