"Es japonés pero no es japonés. Es surcoreano pero juega con el equipo de Corea del Norte, es ciudadano de Corea del Norte pero vive en Japón. Todas estas cosas son muy difíciles que el mundo las comprenda". Este es Jong Tae-Se en una sola frase y esta es su historia.
La estrella del equipo norcoreano sorprendió este martes a medio mundo cuando sonó el himno de Corea del Norte y la cámara enfocó a un desconsolado jugador que no podía articular palabra por el llanto que le invadía. Pero, ¿por qué lloraba así el delantero de los 'Chollima'? Porque se estaba cumpliendo su sueño.
Nacido y criado en Japón, su historia comienza no cuando llega al mundo sino cuando la fuerte ideología comunista de su madre, nacida en Corea del Sur, la lleva a criar a su hijo en el país nipón, pero bajo las creencias norcoreanas y bajo una acérrima lealtad al régimen de Kim Jong Il.
Heredó la nacionalidad surcoreana de su padre, de la que siempre ha renegado, adquirió la japonesa por nacimiento, pero quiso ser norcoreano y representar a 'su país' con un balón en sus pies, cuando en el año 2005 presenció la derrota de su país adoptivo a manos de Japón por 2-1 durante la fase de clasificación para la Copa Mundial de la FIFA 2006.
En Japón, Tao-Se no es ni un norcoreano al uso ni un japonés del montón. Educado entre los cerca de 600.000 'zainichis', grupo étnico de coreanos que viven en Japón, estudió en escuelas donde la primera premisa era jurar lealtad a Kim Jong Il.
Sin embargo, el jugador tiene poco de comunista. Es el único de su equipo que tiene un iPod, un ordenador portátil y una PlayStation, lo que le ha convertido no sólo en la estrella de su equipo en el campo sino también en las habitaciones, ya que es el que más visitas recibe de compañeros que le piden un rato de ocio con sus 'aparatitos'.
Tampoco descuida su imagen. Le encanta la ropa cara, de marca, los coches último modelo y cambia de peinado al estilo Beckham cada dos por tres. Aún así, él sigue reafirmando que su país es Corea del Norte, aunque nunca ha estado allí ni, de momento, piensa en pisarla.
Y así lo ha intentado demostrar siempre. De hecho, cuando tuvo claro que su sueño era ponerse la camiseta 'chollima' ninguno de los obstáculos que encontró fue suficiente para frenarle. Técnicamente, Jong es surcoreano y no podía representar a la RDP de Corea mientras no consiguiese el pasaporte, pero gracias a la Asociación de Fútbol de Joson, organización norcoreana que se ocupa de los futbolistas que juegan en Japón, logró el pase y llegó a tiempo a los clasificatorios del Campeonato de la Federación de Fútbol de Asia Oriental 2008.
Ayer su equipo perdió ante una de las grandes, pero Tao-Se seguramente que se fue más que feliz por haber conseguido escuchar el himno de su país en un Mundial de fútbol y siendo él su estrella.
La estrella del equipo norcoreano sorprendió este martes a medio mundo cuando sonó el himno de Corea del Norte y la cámara enfocó a un desconsolado jugador que no podía articular palabra por el llanto que le invadía. Pero, ¿por qué lloraba así el delantero de los 'Chollima'? Porque se estaba cumpliendo su sueño.
Nacido y criado en Japón, su historia comienza no cuando llega al mundo sino cuando la fuerte ideología comunista de su madre, nacida en Corea del Sur, la lleva a criar a su hijo en el país nipón, pero bajo las creencias norcoreanas y bajo una acérrima lealtad al régimen de Kim Jong Il.
Heredó la nacionalidad surcoreana de su padre, de la que siempre ha renegado, adquirió la japonesa por nacimiento, pero quiso ser norcoreano y representar a 'su país' con un balón en sus pies, cuando en el año 2005 presenció la derrota de su país adoptivo a manos de Japón por 2-1 durante la fase de clasificación para la Copa Mundial de la FIFA 2006.
En Japón, Tao-Se no es ni un norcoreano al uso ni un japonés del montón. Educado entre los cerca de 600.000 'zainichis', grupo étnico de coreanos que viven en Japón, estudió en escuelas donde la primera premisa era jurar lealtad a Kim Jong Il.
Sin embargo, el jugador tiene poco de comunista. Es el único de su equipo que tiene un iPod, un ordenador portátil y una PlayStation, lo que le ha convertido no sólo en la estrella de su equipo en el campo sino también en las habitaciones, ya que es el que más visitas recibe de compañeros que le piden un rato de ocio con sus 'aparatitos'.
Tampoco descuida su imagen. Le encanta la ropa cara, de marca, los coches último modelo y cambia de peinado al estilo Beckham cada dos por tres. Aún así, él sigue reafirmando que su país es Corea del Norte, aunque nunca ha estado allí ni, de momento, piensa en pisarla.
Y así lo ha intentado demostrar siempre. De hecho, cuando tuvo claro que su sueño era ponerse la camiseta 'chollima' ninguno de los obstáculos que encontró fue suficiente para frenarle. Técnicamente, Jong es surcoreano y no podía representar a la RDP de Corea mientras no consiguiese el pasaporte, pero gracias a la Asociación de Fútbol de Joson, organización norcoreana que se ocupa de los futbolistas que juegan en Japón, logró el pase y llegó a tiempo a los clasificatorios del Campeonato de la Federación de Fútbol de Asia Oriental 2008.
Ayer su equipo perdió ante una de las grandes, pero Tao-Se seguramente que se fue más que feliz por haber conseguido escuchar el himno de su país en un Mundial de fútbol y siendo él su estrella.